La Biblia no dice nada acerca de la masturbación. Ya que la Biblia no prohíbe expresamente la masturbación, la pregunta correcta no sería: ¿es pecado masturbarse? sino regirnos por otro principio bíblico contenido en el Nuevo Testamento: ¿me conviene? Pablo escribe: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica”. 1ª Corintios 10:23. Ya que hemos sido llamados a libertad y todo nos es lícito, nuestra pregunta no debería ser: ¿qué hay de malo en masturbarse? Si no, ¿me conviene? ¿Me hace bien este hábito? ¿Me edifica? ¿Es lo mejor para mí? Hemos sido llamados no solamente a distinguir lo bueno de lo malo, sino lo bueno de lo mejor. Como cristianos comprometidos con la madurez espiritual, deberíamos escoger siempre aquello que representa lo mejor. Y cada uno debe encontrar su propia respuesta a estos interrogantes.
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