
Nuestras paisanas pierden los lazos con sus hijos, pues éstos se quedan bajo el cuidado de amigos o albergues
PUBLICADO : Ayer 22:10 h.
THE EXODO / LUIS CARLOS RODRÍGUEZ
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María va y viene por los largos pasillos del hotel-refugio de migrantes en Mexicali. Lo mismo trapea los cuartos y acomoda colchonetas que ayuda a preparar unos frijoles charros en la cocina que alimenta a cientos de paisanos y centroamericanos que diariamente son deportados por la garita de Calexico.