
El 12 de diciembre de 2013, el Poder Judicial de Santa Cruz condenó a
cuatro trabajadores petroleros – Ramón Cortéz, José Rosales, Franco
Padilla y Hugo González – a cadena perpetua y a otros seis, a cinco años
de prisión, por supuesta coacción agravada, lesiones y el asesinato de
un oficial de policía.
Lo único que se demostró en el juicio son las torturas que sufrieron