Venezuela: golpismo gorila y autogolpe chavista
En menos de diez semanas el chavismo pasó de la victoria electoral en las elecciones municipales a una crisis política
En menos de diez semanas el chavismo pasó de la victoria electoral en las elecciones municipales a una crisis política, cuyo desarrollo lleva inevitablemente un cambio de régimen político; ni el oficialismo puede seguir gobernando en los términos que lo venía haciendo, ni la oposición encuentra una metodología que la mantenga unificada. Ocurre que la desorganización económica ha alcanzado proporciones gigantescas, que borran en la práctica el alcance de aquellas elecciones, cuando la oposición fracasó en el propósito de convertirlas en un plebiscito que produjera una caída del gobierno. Se ha creado un impasse gigantesco en su conjunto. El gobierno triunfante es incapaz de detener la marcha implacable del derrumbe de la economía y la irrupción consiguiente de un estallido social, mientras a la oposición acicateada por este derrumbe social viene de una derrota político-electoral, que ha acentuado la división en sus filas. El desabastecimiento alcanza al 30% de la oferta de productos y la industria y las importaciones se paralizan como consecuencia de una situación cambiaria terminal, porque el gobierno no puede ofrecer divisas a los tipos de cambio legales, porque provocaría una hemorragia financiera por la vía del mercado paralelo.
En menos de diez semanas el chavismo pasó de la victoria electoral en las elecciones municipales a una crisis política
En menos de diez semanas el chavismo pasó de la victoria electoral en las elecciones municipales a una crisis política, cuyo desarrollo lleva inevitablemente un cambio de régimen político; ni el oficialismo puede seguir gobernando en los términos que lo venía haciendo, ni la oposición encuentra una metodología que la mantenga unificada. Ocurre que la desorganización económica ha alcanzado proporciones gigantescas, que borran en la práctica el alcance de aquellas elecciones, cuando la oposición fracasó en el propósito de convertirlas en un plebiscito que produjera una caída del gobierno. Se ha creado un impasse gigantesco en su conjunto. El gobierno triunfante es incapaz de detener la marcha implacable del derrumbe de la economía y la irrupción consiguiente de un estallido social, mientras a la oposición acicateada por este derrumbe social viene de una derrota político-electoral, que ha acentuado la división en sus filas. El desabastecimiento alcanza al 30% de la oferta de productos y la industria y las importaciones se paralizan como consecuencia de una situación cambiaria terminal, porque el gobierno no puede ofrecer divisas a los tipos de cambio legales, porque provocaría una hemorragia financiera por la vía del mercado paralelo.