Se trata de la hidracina, que en otros países con tecnología espacial han descartado por los riesgos que implica.
El Tronador II se elevó dos metros. Entonces, se torció en un ángulo de 90 grados y se desplomó sobre la rampa desde la que había sido lanzado instantes antes. Esta información, que hasta ayer se había sido mantenido en silencio, ahora es revelada como un simple ensayo. Pero hay otro dato que se sigue manteniendo en las sombras: qué pasó con el combustible que iba a servir para eyectar al vector hacia los cielos. ¿Se quemó? ¿Se desparramó en el suelo y se infiltró en la napa? Simplemente, no lo sabemos. Y la pregunta no es menor, porque la carga que se usa en el cohete Vex 1A es altamente corrosiva y tóxica. Se llama hidracina.
El Tronador II se elevó dos metros. Entonces, se torció en un ángulo de 90 grados y se desplomó sobre la rampa desde la que había sido lanzado instantes antes. Esta información, que hasta ayer se había sido mantenido en silencio, ahora es revelada como un simple ensayo. Pero hay otro dato que se sigue manteniendo en las sombras: qué pasó con el combustible que iba a servir para eyectar al vector hacia los cielos. ¿Se quemó? ¿Se desparramó en el suelo y se infiltró en la napa? Simplemente, no lo sabemos. Y la pregunta no es menor, porque la carga que se usa en el cohete Vex 1A es altamente corrosiva y tóxica. Se llama hidracina.