El mismo día que Carlos Menem se bajó del ballotage en abril del 2003, Néstor Kirchner aprovechó para proclamar a los cuatro vientos que su presidencia iba a representar los aires de cambio que tanto se pedía en la sociedad, harta de tener que soportar gobiernos que asumían con un discurso y cuando estaban en el poder hacían todo lo contrario a lo prometido.
