
Cuando los aliados planificaban la operación Overlord uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron fue el transporte de combustible hasta la costa de Francia. Realizar todo el transporte a los buques-cisterna, que tenían que atravesar un peligroso canal de la Mancha infestado de submarinos, era demasiado peligroso y se corría el riesgo de que la enorme maquinaria de guerra quedara paralizada.