el gobierno de Mauricio Macri puso en marcha un plan para el mercado que a primera vista parece quimérico. Se trata de convertirlo en un centro de despacho similar al de las principales metrópolis del mundo, con capacidad para recibir lo que vende actualmente, pero también cualquier otro tipo de producción nacional que llegará a depósitos fiscales desde donde se enviarán al puerto de Buenos Aires.
La idea más ambiciosa, todavía lejana, contempla la posibilidad de cargar barcazas que luego lleguen por el Riachuelo al puerto, descongestione el tráfico de camiones y abarate los costos logísticos.
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